23 nov 2016

Lucha de ideales

Después de toda la vorágine producida tras la victoria de Donald Trump en las presidenciales de EEUU, la investidura de Mariano Rajoy como presidente del gobierno, habiendo estado en funciones no sé cuántos días, los problemas sociales que inundan nuestro país así como determinadas dialécticas en cuestión de política internacional, en resumen, todo se basa en la lucha de ideales, en la meta de alcanzar el poder, sea como sea y al precio que haga falta.

Da igual qué es lo que haga cada político en materia de economía o sociedad, todo importa un pimiento si se adecua a tus ideales implantados. Puede un político ser un corrupto demostrado, que sí es afín a tu ideología, le perdonas o pasas por alto su trayectoria. Asunto que no pasaría si fuera un adversario de otro frente político con los mismos cargos por corrupción, por poner un ejemplo. Es curioso, o más bien, hipócrita. Así es el día a día en los debates, tertulias y acaloradas discusiones en las barras de los bares o en los distintos frentes de redes sociales.


Esta mañana, tras conocer el fallecimiento de Rita Barberá, las redes sociales se han incendiado de la manera más burda echándose en caras los mismos temas de siempre, sacando a relucir si un minuto de silencio en el Congreso es lo mismo que homenajear a la desparecida o no, si se debe respetar a la persona por encima de otros asuntos y demás parafernalia. Es curioso, cuando muchos dirigentes de Podemos han homenajeado a dirigentes políticos de muy dudosa reputación, por ser "suaves" y políticos populares han hecho lo mismo con personalidades que pertenecían a la plana mayor en época franquista. Es como siempre, queda en un segundo plano la persona en sí, sus familiares y amigos, el cariño y su estancia con ellos durante su vida. Hay que relucir por encima de todo su trayectoria política o profesional sin importar la pérdida en un momento así, brilla por su ausencia un ápice de empatía, más que nada por las personas que estuvieron a su lado. Lucha de ideales y miseria moral incluso cuando esa persona ya no se encuentra entre nosotros. Pero no de Barberá, sino de cualquier persona.

Otro debate sería qué ha hecho o ha podido hacer durante sus mandatos políticos, pero para eso ya se encontraba el Estado de Derecho y los tribunales funcionando. ¿Qué es lo que vale? ¿Todo vale? Creo que no.


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